Siempre Ruedas y Motor

Cuando el domingo por la tarde La Bañeza recuperaba la “normalidad”, parecía, salvo por las bala de paja que aún adornaban algunas de sus calles, que nada había pasado, sin embargo, todos y cada uno de los que allí nos habíamos dado cita habíamos escrito un trocito más de historia, una historia que ya tiene más de medio siglo y que está lejos, muy lejos de terminarse.

El sábado, la calle de La Armonía, donde cada año se instalan los provisionales boxes de este GP, gracias a unos vecinos que ceden sus propios garajes para que los pilotos puedan montar su “chiringuito”, está de bote en bote, y el público se mezcla con pilotos, mecánicos, fotógrafos…en una imagen que es mejor vivir que contar.

El domingo, poco a poco y acompañados por el eco de tabarros y megáfonos, los alrededores del circuito se van llenando de motos que llegan para participar en la fiesta de las motos, una fiesta compuesta a partes iguales de pilotos, mecánicos, aficionados, paisanos y miembros de un moto club que la hacen grande porque cada uno de ellos tiene bien aprendido su papel y lo bordan.

Cuando poco antes de las doce del mediodía, todo está listo para que de comienzo la primera carrera, las calles de La Bañeza muestran a las retinas de quien quiera mirar, a las cámaras de fotos dispuestas a disparar, imágenes únicas que nos hablan de más de medio siglo de historia, una historia que se ha escrito, y se sigue escribiendo gracias a todos y cada uno de aquellos aficionados que allí se encuentran y que a lo largo de estos más de cincuenta años por allí han pasado.

En clásicas 2T, tras una salida fulgurante, Adrián Hermida llega destacado a las primeras curvas, posición que mantiene durante unas vueltas hasta que finalmente en la novena tiene que abandonar. Lo mismo sucede con otros dos hombres fuertes de la categoría, Jorge Cabanes y Sergio Fuertes; ambos salieron bien situados pero el primero tuvo que abandonar a la tercera vuelta mientras Fuertes, tras caerse en una apurada de frenada intentando hacer un adelantamiento, comienza una importante remontada que le llevaría hasta la quinta posición antes de romper y tener que abandonar. Mientras, Miguel Cortijo, que desde el primer momento se había situado en segunda posición, hereda la primera plaza dejada libre por el abandono de Hermida, José Rafael Royo accede a la segunda posición y Abel Matilla se hacía con el tercer escalón del podio.

Igual de fulgurante fue la salida de Mauro Abbadini en la categoría de Clásicas 4T, consiguiendo y manteniendo la primera posición hasta mediada la carrera, cuando ya con problemas es adelantado por Ricardo Escobar, quinto tras la salida y que poco a poco se había ido deshaciendo de Maxi Llamedo, Fernando Casanova, Pedro Múgica y finalmente, del propio Abbadini que terminaría abandonando en la sexta vuelta. Tras Escobar terminaría segundo Fernando Casanova que finalmente pudo deshacerse de Pedro Mújica; la tercera posición será para un bravo  Javier López, que tras pasar octavo tras la salida se tiró toda la carrera remontando hasta conseguir llegar al podio.

La carrera conjunta de 125 GP/Moto3 sería un monólogo de Manuel Hernández, que no venía a La Bañeza desde el cincuenta aniversario. Tras llegar segundo a la primera curva, tras Daniel Sáez, ya en el primer paso de meta se había colocado líder, posición que no abandonaría hasta pasar bajo la bandera de cuadros; tras él se desarrollaría un continuo toma y daca entre Sáez y Martínez que se terminaría decantando por este último que lograría la segunda posición, tras ellos, Sergio Fuertes que intentaba quitarse el mal sabor de boca de su abandono en Clásicas 2T, se quedaba con la miel en los labios y terminaba en cuarta posición.

Un año más, el ambiente más auténtico de carreras se había vuelto a vivir en el trazado urbano bañezano, acercando tanto a los que vivimos como a los que no aquellas gloriosas épocas, el sabor, el color y el olor de cómo eran las carreras de motos de entonces. Una oportunidad que cualquier amante de las motos, en cualquiera de sus facetas, tiene que vivir al menos una vez en la vida. Si todavía no lo conoces, el año que viene La Bañeza te espera con los brazos abiertos.

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