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Si hay algo que está cada vez más de moda en (de), Marruecos, es el aceite de argán. Pero hablar del argán significa hacerlo de una zona geográficamente muy delimitada, de un árbol, de su fruto y… del espectáculo que ofrecen las cabras que de él se alimentan.

El argán es un árbol que crece de forma salvaje y espontánea. Puede llegar a vivir hasta 200 años y su constitución, gracias a sus profundas raíces, que pueden llegar a tener más de 10 mts., está preparada para resistir sequía absoluta.

Un árbol increíble

En tiempo excesivamente seco pierde sus hojas, evitando la excesiva transpiración, para volverlas a recuperar con las primeras lluvias.

El fruto del argán es similar a la aceituna, pero algo más grande

La importancia del argán reside en su papel vital a la hora de evitar la desertificación de la zona ya que, debido a sus fuertes raíces, el árbol contribuye a retener la tierra y ayuda a combatir la erosión del agua y el viento.

El árbol es tan beneficioso para el medio ambiente, que llevó a que la Unesco declarase en 1998 Reserva de la Biosfera Arganeraie, a la zona comprendida entre Tiznit al sur, y Essaouira al norte (básicamente las estribaciones atlánticas del Alto Atlas y los valles de los ríos Souss y Massa), donde se contabilizan 21 millones de árboles en una superficie de 8.000 hectáreas.

Durante siglos, las tribus bereberes del suroeste de Marruecos han recurrido al aceite de argán como componente básico de su dieta y como elemento de la medicina tradicional y de salud.

Una tradición bereber de siglos que cada vez tiene más éxito en la cultura occidental

Las primeras referencias escritas sobre su uso se remontan al siglo XIII a.C. como una de las principales señas de identidad de la cultura perteneciente a un conjunto de etnias autóctonas del norte de África.

El fruto

El árbol de argán, también conocido por el pueblo bereber como el “Árbol de la Vida”, da un fruto que se llama “affiache”, similar a una aceituna, aunque algo más grande y redondo (de 2-4 cm de longitud y 1,5-3 cm de ancho), con piel espesa y gruesa que cuando está maduro, es de color amarillo-verdoso y puede llegar a presentar tonalidades rojizas. Este fruto rodea un hueso muy duro, denominado “akka”, que alberga en su interior de 1 a 3 almendras, conocidas como “tiznine”, que es de las que se extrae el aceite de argán. Este fruto tarda un año en madurar, algo que sucede en los meses de junio-julio.

Al fruto una vez seco (a la izquierda), se le quita la pulpa, quedando el hueso (en el centro), del que se obtienen entre una y tres semillas (derecha)

A principios de los noventa del pasado siglo, análisis químicos confirmaron las valiosas propiedades nutricionales y dermatológicas de este aceite, que entre otros nutrientes contiene hasta un 80% de ácidos grasos esenciales (acaido linoléico 50 %, acido alfalinolénico 15 %, acido oleico 12 %, acido gammalinolénico 3 %, acido araquidónico 1 %); contiene grandes cantidades (casi tres veces más que el de oliva), de tocoferoles (vitamina E), fitosteroles (D-7steroles), beta-carotenoides y escualeno.

Como antioxidantes que son, ayudan a suavizar la piel, previendo los efectos de la edad, fortaleciendo y acondicionando el pelo y fortaleciendo las uñas. Estos ácidos grasos esenciales también mejoran la salud del corazón y el cerebro. Por sus efectos antioxidantes son una excelente defensa frente a los agentes perjudiciales que dañan las células del cuerpo.

Importante fuente de ingresos… y de desarrollo

Todo el aceite de Argan que se vende hoy en día proviene de las cooperativas gestionadas por mujeres marroquíes y las ganancias obtenidas se comparten entre las mujeres de las tribus bereberes.

Algunas pequeñas cooperativas aún utilizan el método tradicional de triturar el aceite con piedra

El dinero obtenido con su venta permite financiar proyectos de alfabetización en la zona y, lo más importante, ofrece un medio de subsistencia a las mujeres, especialmente viudas y divorciadas.

En Marruecos sólo 3 de cada 10 mujeres cuentan con un puesto de trabajo. Se trata de un sector de la población con únicamente un 20% de posibilidades de aprender a leer y escribir.

Pero esta realidad se ha transformado en la zona rural de Agadir, donde ya el Ministerio del Trabajo asegura que el 90% de las mujeres trabajan con un sueldo superior a la base mínima actual establecida por el Estado.

La explotación de este fruto ha cambiado la vida a miles de mujeres, que ahora tienen la posibilidad de ganarse la vida con un trabajo digno

No en vano, se calcula que alrededor de tres millones de personas viven gracias a este producto directa o indirectamente, además de estar resultando un elemento clave para evitar el abandono del medio rural.

Curiosa elaboración

Tradicionalmente, las cabras fueron una parte del negocio de la producción de aceite. Los pastores locales bereberes permitían a las cabras comer el fruto, ya que el hueso duro pasaría a través del sistema digestivo del animal, ileso. Posteriormente, al excretar la cabra, sería recogido y se molería para extraer el aceite, que se utilizaba en la preparación de ensaladas y cosméticos.

Al menos, así es como se pensaba que ocurría, pero según un grupo de investigadores españoles, estos huesos son demasiado grandes, por lo que al parecer, las cabras los regurgitan en vez de tragarlos…

¿Defecarán, regurgitarán?, la verdad es que da lo mismo, el espectáculo y lo curioso del método están servidos con estas cabras

La extracción de la pulpa blanda es la parte más laboriosa del proceso de extracción de aceite, motivo por el que en un principio, se emplearon las cabras, los métodos modernos, sin embargo, han pasado por alto esta etapa.

Posteriormente a la extracción de la pulpa, los huesos se rompen uno a uno, manualmente, pues no se ha encontrado ningún sistema que supere a la habilidad de las mujeres cuando, apoyando el hueso en una piedra, lo golpean con otra sin dañar las semillas interiores, algo básico para obtener un aceite de primera calidad.

Por muchas pruebas y máquinas que se han probado, nada supera a la habilidad de las mujeres a la hora de romper el hueso y obtener las semillas sin romperlas, algo básico para evitar su oxidación y obtener el aceite de la mejor calidad

Existen dos tipos de aceite, el que se obtiene de las almendras al natural, que se destina para productos cosméticos, y el que se obtiene de las almendras previamente tostadas, que se destina para uso culinario. En cualquier caso, las semillas serán trituradas para obtener una pasta que finalmente dará el aceite.

De los tres sistemas que existen para obtener el aceite (artesanal, parcialmente mecanizado o utilizando disolventes), y al contrario de lo que se pudiera pensar, el que proporciona un aceite de mejor calidad es el parcialmente mecanizado (extracción mecánica en frío), pues evita la necesidad de añadir agua a la pasta de argán durante su extracción y ofrece unas garantías sanitarias superiores, además de obtenerse un rendimiento superior, de casi 40 Kg de aceite por cada 100 kg. de almendras, mientras que con el prensado manual se obtienen 25-30 Kg. Es el más utilizado en las cooperativas.

Se elaboran todo tipo de productos a base de argán

En cualquier caso, y sea que las cabras regurgitan o defecan los huesos, lo que no cambia es el espectáculo que ofrecen, subidas en las copas de los arboles, pastando en ellos tranquilamente. Espectáculo que nos podemos encontrar junto a la misma carretera en toda esa gran zona, cercana al Atlántico donde estos árboles se desarrollan.

Pasen y vean… solo que el espectáculo se sirve en el mismo borde de la carretera

Ver a las cabras en los arboles, a las mujeres trabajando el fruto del argán en alguna cooperativa y poder comprar algún frasco de este “oro líquido marroquí”, es algo que si lo deseas, te puede organizar Aventour Viajes y Expediciones, en tu visita a Marruecos.

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