España Off Road en Isuzu D-Max. Por la provincia de Álava. Los Montes de Vitoria
Escrito por Miguel A. Fernández el 21/08/2020 en Rutas y viajes
Los montes de Vitoria son una sierra que se encuentra entre las provincias de Burgos y Álava, y más concretamente entre Vitoria y Treviño. Comienzan en la cima de Castillo Grande y finalizan en la de Indiagana.
Para ellos se había planeado crear un parque natural en la zona alavesa de los montes, aunque en 2014 se optó por la figura de Zona de Especial Conservación (ZEC).
Este hecho marcará nuestra ruta de hoy, dado que el acceso a pistas y caminos en esta zona es muy limitado, lo que nos llevará a tener que corregir constantemente nuestro itinerario para acceder únicamente a zonas en las que el paso de vehículos está permitido de una u otra manera.
Lejos de de desvirtuar la ruta, y aunque no fue exactamente como nosotros deseábamos, las estrechas y perdidas carreteras por las que en ocasiones tuvimos que transitar, se encuentran rodeadas de preciosos paisajes que nos alegraron la jornada.
El señorío o Cofradía de Arriaga (aproximadamente el 40 % de la actual Álava), aparece mencionada por primera vez en un documento de 1025 del Cartulario de San Millán de la Cogolla conocido como Reja de San Millán.
La importancia histórica de Arriaga (apenas 2,5 km al norte del centro de Vitoria), radica en que en un lugar cercano a esta aldea llamado Campo de Lakua, se reunían desde antiguo las instituciones que gobernaban a los alaveses. La institución mancomunada que gobernaba el Señorío de Álava y que agrupaba a los hidalgos alaveses recibía por ello el nombre de Cofradía de Arriaga.
Se gobernaba por juntas y normas propias y elegía a su señor; hasta que el 2 de abril de 1332 en el conocido como Pacto de Arriaga o de La Voluntaria Entrega, la cofradía decide ceder la soberanía del Señorío de Álava al rey castellano Alfonso XI e integrarse totalmente en Castilla y adoptar sus leyes a cambio de mantener sus privilegios.
Enclavada en un cruce de caminos, ya desde tiempos romanos, en los que la calzada que unía Astorga y Burdeos pasaba por Álava, no ha dejado de ser un eje de comunicaciones entre la Meseta Central y Europa.
La “muy noble y muy leal” Vitoria, está considera capital de facto del País Vasco por ser sede de las instituciones comunes (el Parlamento y el Gobierno de la comunidad autónoma del País Vasco).
El nombre originario de la aldea se documenta por primera vez Gastehiz en el Cartulario del monasterio de San Millán de la Cogolla, en el documento llamado Reja de Álava (año 1025). Este nombre primitivo de Gaste(h)iz empezó su declive a causa del nuevo, impuesto en la fundación de la villa por el rey navarro Sancho el Sabio, en el año 1181. Como es sabido, el monarca llamó a la villa Nova Victoria. El nombre antiguo es citado igualmente en ese documento fundacional: “…vobis ómnibus populatoribus meis de Nova Victoria (…) in praefata villa cui novum nomen imposui scilicet Victoria, quae antea vocabatur Gasteiz”.
Es decir, “a todos vosotros mis pobladores de Nueva Victoria (…) en la susodicha ciudad a la que impuse el nuevo nombre de Victoria, que antes se llamaba Gasteiz“.
El origen de la fundación fue la necesidad por parte del rey navarro de crear una línea defensiva ante el reino de Castilla ya que acababa de ocupar esos territorios aprovechando la guerra civil castellana que se originó en la minoría de edad de Alfonso VIII.
Concedido el fuero de villa en 1181, Vitoria obtuvo el título de ciudad el 20 de noviembre de 1431, entregado en Medina del Campo por el rey Juan II, según recoge Iñaki Bazán en la Gaceta Municipal.
Entre los acontecimientos históricos más reseñables está el de haber sido escenario de la batalla de Vitoria el 21 de junio de 1813, en la que las tropas francesas, moviéndose en retirada, fueron derrotadas por el duque de Wellington junto al alavés general Álava. Como resultado de la contienda, José Bonaparte huye perdiendo casi todo el botín robado a los españoles. Con esta batalla se puso fin prácticamente a la guerra de la independencia española.
Con esta bella historia como telón de fondo, iniciamos nuestra ruta recorriendo alguno de los muchos monumentos que destacan en la capital alavesa, como la Catedral de Santa María (Catedral Vieja), la Catedral de María Inmaculada (Catedral Nueva), la Iglesia de San Pedro Apóstol, la muralla medieval, la Plaza de la Virgen Blanca…
Salimos hacia el sur para alcanzar en primer lugar la localidad de Mendiola, en las estribaciones de los Montes de Vitoria, en ella fotografiamos a la D-max junto a su Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, casi toda ella, obra del siglo XVI.
A la salida de Mendiola cogemos una pequeña pista para dirigirnos hacia Monasterioguren. Este concejo, perteneciente aún al municipio de Vitoria, cuenta entre sus calles con la Iglesia de San Pedro Apóstol, en la que podemos ver su pórtico medieval con cinco arcos apuntados.
Fue aquí, en Monasterioguren, donde tuvimos que abortar por primera vez nuestro track previsto, al encontrarnos en todos los accesos a pistas del pueblo con carteles que prohibían el acceso, teniendo que poner dirección norte a la búsqueda de alguna pista permitida.
Así, entre intentos, fallos, pistas fáciles (carreteras sin asfaltar), y pistas que no llevaban a ninguna parte, llegamos a la población de Otazu. Destaca en ella la portada de la Iglesia de San Martín, de estilo románico, que data del siglo XIII, Dos Andra Maris de esta iglesia fueron llevados a Vitoria y se veneran actualmente en iglesias de la capital, (Andra Mari o Andramari es una expresión tradicional vasca que literalmente significa “Señora María”, y equivale a las castellanas Nuestra Señora, Virgen María o Santa María).
En Gámiz, una de las aldeas alavesas que en 1332 se incorporaron a Vitoria, paramos a hacer fotos de su Iglesia de Santa Eulalia y continuamos hacía Bolívar, en cuya Iglesia de San Andrés, que ya no posee culto y es propiedad privada, se conservaban por una tradición que se remonta a la Edad Media, los restos de San Segismundo, Rey de Borgoña, aunque el 8 de mayo de 1949 fueron trasladados a la ya nombrada iglesia de Gámiz, donde se conservan en la actualidad.
Tras pasar por Ullibarri de los Olleros, cogimos una solitaria, estrecha y revirada carretera (puerto de oquina), aunque con el asfalto perfecto, flanqueada por unos impresionantes bosques que nos llevarían hasta Okina, donde la carretera termina.
El pueblo, también es conocido por el desfiladero que lleva su nombre y que horada el río Ayuda en dirección hacia Sáseta, de gran riqueza paisajística y vegetal y muy visitado por los montañeros de Vitoria.
Aunque nosotros, tras fotografiar a la D-Max junto a su Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, no las teníamos todas con nosotros y pensábamos que nos tendríamos que dar de nuevo la vuelta.
Desde la iglesia, al otro lado del río, se apreciaban unas preciosas pistas que nos llamaban a gritos, pero pensábamos que como en ocasiones anteriores, el paso estaría cortado y no las podríamos “catar”.
Preguntando aquí y allí a diferentes paisanos del pueblo, nos dijeron que se podían coger sin problemas, por lo que aunque desconfiados, nos fuimos a por ellas.
A la salida de una calle del pueblo la pista se dividía en dos, sin ningún tipo de indicación en ninguna de ellas, por lo que nosotros cogimos la de la izquierda, que ascendía más y parecía introducirse más en la montaña.
Bosques, prados, estrechas pistas ahora, grandes planicies después, el espacio y el recorrido se habían vuelto tan bellos como esperábamos tener desde primera hora y avanzamos extrañados de no encontrarnos ningún cartel o señal que limitasen de alguna manera la circulación, a la vez que disfrutábamos de pausada manera de tan frondosa vegetación.
En aquel momento no éramos conscientes, pero habíamos salido de los “dominios alaveses” para ingresar en territorio del Enclave de Treviño.
Enmarcado dentro de la Conquista de Navarra, se produjo un conflicto entre los Reinos de Castilla y de Navarra por las posesiones de los territorios situados en Álava, el Duranguesado y Guipúzcoa. Tras el conflicto se firmó un Armisticio entre Sancho el Sabio de Navarra y Alfonso VIII que intercambiaba Portilla y Treviño, por Inzura (en Améscoa), y Miranda.
De esta manera, Treviño, cuya fundación oficial la realizó en 1161 el rey de Navarra Sancho VI El Sabio, pasaba en 1200 a poder de Castilla siendo desde ese momento una parte más de Castilla hasta nuestros días.
El 8 de abril de 1366, Enrique II de Trastámara concedió a Pedro Manrique, como pago a los servicios prestados, la villa de Treviño con todas sus aldeas y términos, por lo que la comarca pasa de ser zona de realengo a zona de señorío. Un bisnieto de Pedro, Diego Gómez Manrique de Lara, recibió del rey Juan II de Castilla en 1453 el título de Conde de Treviño, por lo que desde entonces estas tierras se convirtieron en Condado. Un hijo de éste, Pedro Manrique de Lara, recibió de los Reyes Católicos, en 1482, el título de duque de Nájera, título que hoy día ostentan sus descendientes.
En el siglo XVI los Condes de Treviño, construyeron su palacio, hoy día ayuntamiento de la villa.
A pesar de que ya en 1646, al igual que sucede con Oñate en Guipúzcoa, el valle de Ayala en Álava o Las Encartaciones en Vizcaya, una representación treviñesa solicitó la incorporación del territorio ante las Juntas Generales de Álava, en 1833, cuando Javier de Burgos realiza la división de España en provincias, prima el criterio jurídico ante el geográfico, al no participar Treviño de los fueros alaveses desde 1332, quedando el enclave asignado por Real Decreto a la provincia de Burgos.
Por estos paisajes tan cargados de historia, llegamos hasta Sáseta, pequeña localidad también perteneciente a Treviño, donde fotografiamos su iglesia e ingresamos de nuevo en territorio alavés para llegar hasta Urarte, que primero fotografiamos desde la distancia y posteriormente visitamos para fotografiar su Iglesia de la Asunción, construida entre los s. XIII y XIV, con algunos elementos de siglos posteriores.
De Urarte continuamos hasta la pedanía de Pariza, que antes de la creación de los ayuntamientos constitucionales, era una villa del señorío “Duques de Frías”, de nuevo dentro del Enclave de Treviño, para admirar la belleza de su parroquia de San Martín de Tours, y de allí nos dirigimos hacia Argote, donde tras algo más de 50 Km. de pistas y perdidas carreteras, y dado que la hora de la comida se nos había echado encima, decidimos dar por terminado nuestro track justo en el parking de Casa Dulanto.
Todo un clásico establecimiento rural, frecuentado por cazadores y gentes del entorno en el que sirven comida casera de buena calidad y a precio razonable.
Nos cuenta Julián Méndez en El Correo, que el local abrió sus puertas como bodega en 1960 a las órdenes de un tal Garagalza, ocupando el suelo de un antiguo saladero de pieles. De Eugenio Argote, que se hizo con la propiedad en 1970, le viene el nombre y la querencia por la parrilla, una inmensa pieza de hierro forjado que pesa como un muerto y es capaz de acoger siete kilos de cordero de una tacada. Desde 1982, Isabel Fagúndez Simal, una zamorana de 70 años, gobierna el local… “y siempre con la misma carta”.
Morcilla de Burgos asada, chorizo zamorano, croquetas caseras y la especialidad de la casa: chuletillas al sarmiento, son alguno de “los principales” de una escueta carta en la que no hay nada malo ni posibilidad de equivocarse.
Para terminar, Goxua, postre tradicional de la cocina vasca, concretamente de la cocina alavesa, que en euskera significa “dulce, rico”, por lo que si una sola palabra significa dulce y rico, os podéis imaginar cómo está…
Su invención es atribuida a un pastelero vitoriano, Luis López de Sosoaga, a pesar de que otro pastelero de Miranda de Ebro reclama su origen; a nosotros nos dio lo mismo, y lo único que podemos decir es que hacía honor a su nombre.
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