Preparación Toyota Land Cruiser D-4D Kobe Motor. El primero de la clase
Escrito por Miguel A. Fernández el 04/02/2013 en Preparaciones 4x4
Alberto Dorsch y Carlos Bravo han conseguido este año la victoria en el Campeonato de España de TT en la categoría T2, motivo más que justificado para quedar con ellos en el concesionario Toyota Kobe Motor, donde Alberto trabaja desde hace más de quince años, para que nos cuenten como es el coche que les ha ayudado a conseguirlo y, por supuesto, como han sido estos años de carreras.
Más que una entrevista al uso, lo más fácil con Alberto y Carlos es tener una charla entre aficionados, por lo que en vez de preguntar cosas concretas, les pedí que me contasen cosas, que yo ya les iría interrumpiendo cuando me surgiesen dudas. Pocas interrupciones, muchas anécdotas, imposibles de meter todas en este texto, con un Alberto que llevó el peso de la conversación, un Carlos, copiloto de Alberto desde 2008 y amigo desde…, que apuntillaba, añadía o concretaba y, el que esto escribe, que hubiese seguido de charla sin medida de tiempo, aún cuando lo que venía a continuación era la prueba del coche y la correspondiente sesión de fotos:
Empecé con las rutas 4×4, luego pasé a los triales y como mi pasión eran los rallys, nos hicimos con un Land Cruiser 90 (corto), con el que debuté en el año 2003 como piloto, estuvimos con él hasta el 2005 en el que nos hicimos con uno de carrocería moderna, un 120 totalmente nuevo, con el que hemos corrido desde el 2005 hasta el 2010. A partir de ese momento es cuando decidimos pasar al modelo largo, porque creo que la estabilidad no tiene nada que ver, entre uno y otro, como finalmente se ha demostrado.
Total, que a finales del 2010 nos pusimos a buscar un coche largo, porque la economía no daba para hacerse con uno nuevo y bueno, pues teníamos vistos varios coches, el de Xavi Foj del Dakar, ya que tenemos mucha relación con él, también estuvimos mirando una Hilux y al final, por una cuestión de fiabilidad y porque siempre nos ha encantado correr en T2, que es la categoría de coches de serie, buscamos el 120.
La operación de ir al Dakar se nos esfumó en el último momento y nos tuvimos que poner en marcha porque teníamos lo que no tiene nadie, patrocinadores, entonces no podíamos dejarles tirados a dos meses de empezar el campeonato. Fue entonces cuando encontramos este coche, que era de un íntimo amigo mío con el que yo empecé de copiloto en el 2002, Paco Flores, que tenía un Land Cruiser abandonado (literalmente), en unas instalaciones de Torrejón de Ardoz. Cuando fui a ver el coche yo le dije a Paco, déjalo, no me des ni precio, no merece la pena… Aquello era… un coche abandonado, que llevaba dos años “tirado en la calle”. Un coche que había preparado Carmona para José María Ginés y que había hecho el Dakar en el 2005 con el proyecto Marca-Frostis con tres tripulantes, piloto, copiloto y un periodista, que después pasó al Desafío Dunlop, que posteriormente se vendió a una persona que no lo utilizó hasta que, finalmente, cayó en manos de mi amigo Paco.
Paco intentó correr una Baja con él, las barras antivuelco habían perdido la homologación, cambió las barras y después, lo abandonó.
Al final decidimos tirar adelante con el coche, que solo tenía 15.000 km. pero estaba en un estado deplorable, y confiamos en la gente de ARC y de Miramar, que nos venían dando la asistencia desde hacía varios años, cuadramos cosas, echamos números y, con toda la experiencia que teníamos ya acumulada de correr con el corto le pusimos en marcha.
Debutamos a primeros de 2011 en una carrera en Cádiz y bueno, tuvimos muchos problemas de frenos, se nos rompió el turbo… a pesar de que le habíamos cambiado todo lo que se le podía cambiar a un coche, las dos primeras carreras como es normal, tuvimos muchos problemas, hasta que ya el año pasado, a mitad de temporada, el coche gozaba de una gran fiabilidad y ausencia de problemas. Además, el coche, la verdad es que corría mucho, gracias a la centralita y toda la línea de escape que están hechas por Adonis y que lo colocan en los 220 CV con total fiabilidad.
El coche es muy fácil de llevar, sobre todo comparado con el corto, es algo que yo defino como que “me salen los tiempos, yendo la mitad de deprisa”. Hasta ahora, la suspensión que hemos estado llevando es Ohlins, aunque ahora estamos metidos en un proyecto para el año que viene para montar King y de hecho, el coche ahora mismo tiene montados cuatro Ohlins y cuatro King, uno de cada en cada rueda, que es la configuración con la que he corrido las dos última carreras del campeonato.
En una de las carreras se vino el ingeniero jefe de King a nivel mundial a probar el coche y nos ha asegurado que las diferencias que vamos a notar el año que viene serán muy importantes.
Por lo demás, el coche lo que lleva es todo tipo de refuerzos, además de las imprescindibles barras antivuelco, las chapas cubrebajos, que son fundamentales y que tenemos que cambiar cada tres carreras habitualmente, cuidar mucho la mecánica y revisarlo profundamente después de cada carrera para poder jugar nuestra baza que es la de la fiabilidad.
En la misma línea y como ejemplo, sabemos que debido al intensísimo uso que le damos, la caja de cambios, más concretamente, los sincronizadores de la tercera velocidad, pueden “palmar” a lo largo del año, por lo que nosotros los cambiamos aproximadamente cada tres carreras. Los diferenciales, también, cada ciertos kilómetros, que nosotros llevamos controlados según el tipo de pieza, se cambian, para prever cualquier posible fallo antes de que este se presente.
En la última carrera de este año, ya no sabíamos que cambiar, porque en nuestra mente estaba que teníamos que acabar la carrera fuera como fuera y nos preguntamos, ¿qué cambiamos?, y finalmente cambiamos embrague, diferencial delantero, revisamos el cambio y el turbo, que se nos había roto en la carrera anterior a tres kilómetros de la salida.
El año pasado, en la segunda carrera se nos rompió el turbo, algo lógico porque estaba muy tocado, le entró mucho barro… y en las quince carreras que corrimos, salvo esto y una salida de pista no tuvimos ninguna rotura, y este año, con catorce que llevamos corridas, la única avería ha sido la del turbo también.
El año pasado, tras terminar el campeonato y gracias a nuestra relación con Adonis, habida cuenta de que Toyota no invierte en competición al nivel nuestro, como por ejemplo pueda hacer Mitsubishi, les dijimos, ¿que podemos hacer para sacarle un poco más al coche?, ya que gracias a su estabilidad, si corriese más, se podría ir más rápido. Ellos nos comentaron la posibilidad de meterle inyectores de competición, que estaban probando en el Dakar y entonces este año, a diferencia del año pasado, lo que no hemos podido conseguir es llevar el coche fino en todas las carreras, porque con estos inyectores es mucho más difícil ajustarlo. El problema es que cuando le quitas los inyectores dices… esto no anda, porque la diferencia es muy grande, más que en CV, en par motor, ya que sube de 220 a 228 CV, pero el par pasa de 480 Nm a 560 Nm. a menos rpm. Y este es otro objetivo para la temporada que viene, fiabilizar el coche con estos inyectores.
Tras la Baja de este año, en que nos salió un carretón, éramos el único coche sin snorkel, teniendo que parar a mitad de prueba a cambiar el filtro de aire, y aunque ya lo hemos puesto, seguimos con un coche que tiene prácticamente todo de serie, el radiador, etc.
La principal diferencia respecto a uno de calle son los refuerzos de chasis, protecciones, y el mantenimiento de todo ello, para dejarle más capaz en el uso extremo que le damos.
-Habéis hecho terceros, segundo y primeros. ¿Plan para el año que viene?
– Disfrutar (risas). Disfrutar e intentar mantenernos en el podio que no es fácil, ten en cuenta que, por ejemplo, Antonio López, que ha ganado este año el campeonato Scratch, se está haciendo un T2 y, por supuesto, lo va a poner muy difícil, como el resto de participantes, ya que en esta categoría hay muchísimo nivel, nuestro objetivo para el año que viene no cambia del de este año o el pasado… hacer podio, estar ahí. Nuestro planteamiento en las carreras siempre ha sido disfrutar, vivir el ambientazo de las carreras de las que disfrutamos desde el primer minuto. Hemos ganado, pero nunca ha sido nuestra filosofía ir a ganar una carrera. La experiencia acumulada y lo bien que va el coche nos ha permitido colocarnos lo más arriba que yo creo que nosotros podemos estar. En las últimas carreras hemos estado saliendo con el dorsal 4, que veías delante unos “pepinazos” de coches que decías ¿Qué hacemos aquí?, y con un coche… que vas a probar, que es un coche de serie, que le pones las ventanillas, los asientos y te vas con él de viaje por Europa, no hace un ruido, la dirección va perfecta, no vibra… y el coche está tal como terminó el campeonato, terminamos el nacional, corrimos en Madrid y no le hemos hecho nada de nada.
Efectivamente, al coche, aparcado a la puerta del concesionario, lo único que se le había hecho era lavarle, algo que no sirvió para mucho ya que para entrar al lugar donde íbamos a realizar la prueba hubo que pasar por un charco de barro tan profundo que se ocupó de que todas las fotos de los bajos saliesen como se puede ver.
Exteriormente, los principales detalles que se aprecian son las medidas de seguridad de un coche de rally, cortacorrientes y accionado de extintores en el capó, cierres de seguridad en capó y portón trasero y el Snorkel. Fijándose más, podemos ver la toma de llenado del deposito de gasoil, situada en el lugar que ocuparía la ventanilla más retrasada del lado izquierdo. Los neumáticos para la ocasión eran unos Bridgestone Dueler A/T en medidas 265/70-16.
Faldillas en ruedas delanteras, traseras y central, esta última a continuación del chapón que cubre el carter, el cambio y la transfer, en la misma línea de protección, la suspensión trasera va protegida con piezas plásticas y metálicas. La T del latiguillo de freno también ha sido protegida para resguardarla de los golpes más directos. Siguiendo por debajo, podemos ver los dos amortiguadores por rueda, que como nos explicaba Alberto, en este momento eran un Ohlins y un King por cada una de ellas, también los limitadores de extensión. Lo que no se puede apreciar son el sinnúmero de refuerzos que se le han añadido a lo largo de todo el chasis.
Al levantar el capó, lo que más resalta son las bocinas (“hay que pitar para que se aparten y te tienen que oír”), los múltiples precintos de verificación, el aire acondicionado ha sido desmontado, el filtro de aire, proveniente de un KZJ, redondo y más fácil de sustituir… y poco más.
Los principales cambios están en la cabina, dominada por las barras antivuelco y las redes de seguridad en cada ventana. Un volante deportivo es lo primero que ve el piloto, que a su derecha, en la consola central, tiene situada una batería de relojes de presión de aceite, temperatura de aceite, de agua, presión de turbo, nivel de gasolina.
Debajo, por delante de la palanca de cambios, el panel de fusibles con un corta cinturón de emergencia a cada lado.
El copiloto tiene delante de sí los dos Terratrip, cronómetro, botón para la bocina, palanca para los limpias, bolígrafos, luces de lectura y el resto de “archiperres” para hacer la vida más fácil durante un rally, delante de su pie derecho, se encuentra la centralita, firmada por Adonis.
La parte trasera de coche, separada por una mampara de la cabina, alberga el depósito de combustible de más de 150 litros (necesario para un motor que bebe unos 35 litros a los 100 Km. a ritmo de rally), el cajón de herramientas, el gato y el soporte para dos ruedas de repuesto.
Todo sencillo, todo para ahorrar peso y todo para ganar en seguridad y fiabilidad, una receta que con Alberto Dorsch al volante y Carlos Bravo a las notas, le han servido para convertirse en el primero de la clase.
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