Siempre Ruedas y Motor

Viaje al pasado

Con más de 21.000 asistentes, 4.000 más que en la edición anterior, el Jarama Vintage Festival se ha consolidado en solo dos años, como una fiesta-festival-exposición-evento que goza del agrado de un muy variado público.

Un intenso fin de semana es lo que han podido vivir todos los amantes del motor, tanto de las cuatro como de las dos ruedas, en un revival de todo lo que “se cocía” en los años 60, 70 y 80. Y lo cierto, es que el escenario elegido para tal evento, no podía ser mejor, el Circuito del Jarama, mudo testigo de las más grandes gestas relacionadas con el motor que se han vivido en nuestro país.

Pero es que además de motor, este Festival Vintage hizo honor a su nombre, y desde los anuncios de la radio que se oían en esos años, famosos personajes de la época, como Tip y Coll, las azafatas del “1,2,3” o el guardia urbano, un autobús de la EMT paseando a los asistentes, los payasos de la tele, una fila de pin ball y video juegos de primera generación de uso libre, las cabinas telefónicas… todo estaba montado para que cualquiera pudiera disfrutar en familia del ambiente de estas pasadas décadas. Y digo bien lo de en familia, porque los más pequeños también tenían actividades especialmente preparadas para ellos y tanto el precio de la entrada, como el de los diferentes puestos de restauración eran razonables, algo imprescindible hoy día si queremos que cualquier evento tenga afluencia de público.

Pero aunque como digo, fueron muchas y diferentes las cosas que se pudieron ver a lo largo de todo el fin de semana, lo cierto es, que el hilo conductor de todo el evento era el mundo del motor, y en lo que se refiere a las motos, hay que reconocer que la variedad y calidad de lo que allí se pudo ver eran muy grandes.

Para empezar, y según ibas paseando por el paddock, podías ver expuestas un importantísimo número de motos de Gran Premio, aquella que nos hicieron vibrar en las décadas pasadas, y lo mejor de todo, es que también podía ver a muchos campeones del mundo y pilotos destacados, y tanto firmando autógrafos, como haciéndose fotos con los aficionados o simplemente paseando por el paddock, pudimos ver a Phill Read, el príncipe de la velocidad, que junto a su mujer, se ocupaba personalmente de la venta de sus camisetas. En un momento, tuvimos sentados en la misma mesa, firmando fotos y haciéndose fotografías con todo el que lo desease a “Fast” Freddy Spencer, el único piloto de la era moderna capaz de ganar el mismo año los mundiales de 250 y 500 c.c. (1985), a Rod Gould, Campeón del Mundo de 250 c.c. en 1970 y a Christian Sarron, Campeón del Mundo de 250 c.c. en 1984 y uno de los pocos que batió al mismísimo Spencer el año de su doblete en el Gran Premio de Hockenheim bajo la lluvia en la categoría de 500 c.c.

Hubo más, y también pudimos ver a nuestro Ángel Nieto, paseando por el paddock y pilotando una MV Agusta durante la parada de campeones, y junto a él, el mismísimo Giacomo Agostini y Carlos “Pana” Lavado, Campeón del Mundo de 250 c.c. en 1983 y 1986 y junto a Johnny Cecotto, los dos únicos venezolanos que han conseguido ser campeones mundiales de motociclismo en velocidad.

Las exhibiciones y carreras se sucedieron a lo largo de todo el fin de semana, y además de ver a las más habituales motos de velocidad de todos los tipos y épocas, también pudimos disfrutar de las motos de cross, así las Montesa, Bultaco, Gilera, Maico… de dos tiempos, volvieron a “chillar” en el circuito de Moto Cross creado para la ocasión.

Entre moto y moto, box y pista, la moda y la música reclamaban su protagonismo en el paddock del Jarama, como el Red Bull Tour Bus, escenario de muy diversas actuaciones en vivo a lo largo de los dos días que duró el evento, o los Grandes Éxitos que sonaban gracias a Radio Vintage, acompañados, como no podía ser de otra manera de los correspondientes anuncios publicitarios de la época.

Los coches no se quedaron atrás en cuanto a protagonismo, y desde coches de época, hasta los modelos más populares de estas décadas, como los Simca 1000, 2CV, Dyane 6, Renault 12, etc. se pudieron ver tanto en el parking de clásicos como rodando por la pista en alguna de las vueltas de exhibición que se dieron o en la caravana Mini.

Desde luego, no faltaron las carreras, y tanto la Súper Seven by KIA – Catherham como la Iberian Gentleman Drivers entretuvieron al numeroso público asistente.

No faltó tampoco el homenaje a Emilio de Villota, nuestro primer piloto en llegar a la Formula 1.

Sin duda, todo un agradable espectáculo, que consiguió algo mucho más importante de lo que parece, poner una sonrisa en las caras de todos los que hasta el Circuito del Jarama se acercaron, algo que hoy en día, y dadas las actuales circunstancias, es algo muy de agradecer.

Tras el éxito de este año, el Jarama Vintage Festival se ha ganado un lugar fijo en el calendario de actividades del motor de cualquier aficionado y yo, me atrevo a imaginármelo con una zona de acampada interior y gente venida de toda España a disfrutar de un fin de semana único… a fin de cuentas, soñar y pedir es gratis.

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